Antes de ser uno de los
mejores restaurantes del mundo con sus tendencias gastronómicas y sus
principios culinarios El Bulli surge como un campo de minigolf a manos del Dr.
Hans Schilling, un médico alemán, y su esposa Marketta, checoslovaca, la esposa
de Hans se dedico a este negocio antes de abrir el minigolf haciendo diferentes
eventos como las parrilladas al aire libre.
El nombre del negocio ya
como Bulli surge por los perros buldogs franceses que tenían los dueños.
En 1964, después de
construirse una cocina y una terraza con porche, que hacía las veces de
comedor, se instaló en El Bulli un Grill-room, del que se hizo cargo el suizo
Otto Müller hasta 1966. Este fue el primer restaurante, después de este año
cambiaron mucho las cosas y no solo eso sino que hubo un cambio constante de
dueños, distintas personas al frente del
establecimiento, no solo hubo cambio en cuanto a la administración si no
también en cuanto a las elaboraciones de platods y las presentaciones.
La llegada de Jean-Louis
Neichel en 1975 reportó a El Bulli una manera diferente de trabajar y nuevas
perspectivas que se fueron confirmando con los años; en 1976 El Bulli se hizo
acreedor de la primera estrella Michelin.
En la temporada de invierno
el Dr. Schilling anima a su chef a que visite otros restaurantes para que tenga
más ideas sobre la cocina y poder atraer a gente de otro ámbito social y es así
como este local da un giro radical con un nueva perspectiva atrayendo a
conocedores y amantes de la buena cocina.
Desde mediados de 1982
hasta finales de 1983, Ferrán Adrià estuvo realizando su servicio militar en
Marina, concretamente en Cartagena. Durante el verano de 1983, y siguiendo una
sugerencia de otro recluta catalán, Fermí Puig, optó por pasar su mes de
permiso en el Bulli, regresaría al año siguiente a trabajar en el restaurante
después de la salida del chef de ese año Ferrán queda a cargo de la cocina
junto con Christian en ese año hubo muy poca afluencia de comensales lo que les
permitió la restructuración de El Bulli una nueva carta y como mantener a los
comensales satisfechos.
A principios de enero de
1987 se produjo un hecho importante: Christian Lutaud dejaba el Bulli para
montar un restaurante en Jávea (Alicante). Al mismo tiempo, Ferrán empezaba a
ver que la cocina le apasionaba cada vez más, y su actitud era de mucho mayor
compromiso con su profesión.
En 1990 empezábamos ya a
ambientarnos en el mundo gastronómico, su meta ya no era sólo la guía Michelin,
sino también la guía y la revista Gault
& Millau, fundadas por Henri Gault y Christian Millau, quienes casi dos
décadas antes habían apoyado y dado nombre a la
nouvelle cuisine.
Estas cosas hacen que
marquen a Ferrán Adrià y el Bulli como tal, innovar y cambiar la cocina, el
simple hecho de respetar el sabor de cada uno de los productos.
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